La falta de cola en los gatos suele desaparecer, pero en la población aislada y pequeña de los gatos de la isla de Man, esta mutación dominante, sin relación con ninguna de las otras razas de cola corta, persistió y se hizo famosa. El manx se presentó en los concursos del siglo XIX, y a principios del siglo XX se exportó y se estableció en los registros principales, aunque la CEA solo permite los colores occidentales tradicionales.
El de pelo largo o cymric, no se reconoció ampliamente. Los longies suelen tener la cola casi normal, pero curvada; los slumpies, tienen la cola corta y ancha; los risers, un resto de cola o cartílago; y los rumpies no tienen o liciten un hueco. Todos los gatos que se presentan son rumpies (excepto en la FIFé), pero se crían con los demás para evitar las deformidades que pueden ser mortales.
Sus largas patas traseras contribuyeron al mito de la hibridación con conejos, pero aúnque amistosos, los manx no son vitales, sino que tienen la típica personalidad serena de los gatos británicos.
A pesar de la ausencia de cola, los manx no tienen problemas de equilibrio. Sus patas traseras, más largas de lo normal, los ayudan a compensarlo.