Hoy se cumplen 47 años del robo que puso en jaque el Mundial de 1966 y que tuvo como héroe a un perro llamado Pickles.

Pickles

La historia del fútbol está llena de pequeñas historias, alguna de ellas cercanas a lo increíble. Hoy se cumplen 47 años del robo que puso en jaque el Mundial de 1966 y que tuvo como héroe a un perro llamado Pickles. Un perro normal y corriente de un ciudadano más. Si Hurst dio la Copa del Mundo a Inglaterra con sus goles, Pickles hizo posible que Bobby Moore levantara la Jules Rimet al cielo de Londres en el viejo Wembley.

Era marzo del 66, a cuatro meses de iniciarse el Mundial, y la Copa del Mundo se encontraba de gira por Inglaterra para que todos los ciudadanos pudieran contemplarla. El 20 de marzo estaba en el Westminster Central Hall y se produjo lo inimaginable: un descuido de los guardias y el robo de la Copa, aprovechando el ladrón o ladrones la puerta trasera. Las alarmas saltaron y Scotland Yard se puso manos a la obra.

La policía recibió una llamada del ladrón, que emplazaba a un intercambio: la copa a cambio de 15.000 libras. La operación resultó un fracaso. La policía arrestó antes de tiempo a la persona que recibiría el dinero, que aseguró ser sólo un intermediario y no saber nada acerca de la Jules Rimet. La situación, a menos de cuatro meses del inicio del Mundial, era dramática.

Y de repente, apareció Pickles. Siete días después de que la Copa fuera robada, un hombre llamado David Corbett salió a pasear con su perro, que de pronto se alejó unos metros y comenzó a escarbar en la tierra de un jardín. Corbett fue donde estaba el perro y vio algo envuelto en un papel de periódico. Cuando lo desenvolvió, se encontró con la Copa que había hecho soñar a leyendas futbolísticas como Piola, Schiaffino, Varela, Rhan, Pelé o Garrincha. Ahí estaba la Copa del Mundo, en sus manos. Corbett se puso en contacto con la policía, que en un principio le tomó como principal sospechoso. La historia resultaba poco verosímil, pero tras un interrogatorio llegaron a la conclusión de que era real. Un perro llamado Pickles, un ‘collie’ blanco y negro, había salvado el honor del Mundial de Inglaterra.

Corbett recibió una recompensa de 6.000 euros y comida gratis para Pickles durante un año por una empresa británica. Además, fueron invitados a la cena que ofreció la reina Isabel II después del triunfo de Inglaterra ante Alemania en la final (4-2, con polémica, pero esa es otra historia). Pickles murió un año más tarde, ahogado con su propia correa mientras perseguía a un gato. Héroe del Mundial de 1966, no pudo acudir a la inauguración del Mundial de 1970, al que había sido invitado.

Fuente: marca.com

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