Chin Japonés

Chin Japonés

El verdadero origen del Chin Japonés sigue siendo motivo de controversia, aunque un consenso general, concluye que se originó en China.

Estos perros fueron llevados a Japón alrededor de año 732. Algunos mantienen los antepasados de estos perros llegaron por primera vez a Japón alrededor del año 732, como regalo de realeza de Corea, mientras que otros sostienen que ejemplares de Chin Japonés fueron ofrecidos como regalo a la Emperatriz de Japón a mediados del siglo VI, otras teorías aseguran que llegaron a Japón en el año 1000.

Pero más allá de toda la controversia respecto al origen, todos coinciden en una cosa, el Chin Japonés, es un auténtico «japonés», porque refleja al detalle la sensibilidad japonesa.

Los japoneses crearon diversas razas de perros, con un propósito definido que era el trabajo, que en Japón se consideró algo diferente, distinto de un «perro«, que fue considerado un animal de trabajo en granjas, para la caza, para cuidar del ganado, etc., pero el Chin Japonés, fue algo muy especial porque era considerado estrictamente un perro de compañía.

Su apariencia y personalidad distintiva rápidamente fue capturado los corazones de los japoneses y eso provocó que la propiedad de estos perros se limitara a las personas de sangre real y noble.

Como consecuencia, cada casa noble fue criando su propio estándar, razón por la cual existen muchas variaciones del Chin Japonés, respecto al tamaño, la densidad de la capa, los ojos, la personalidad…

Una vez se introdujo la raza en Occidente, un fuerte deseo de la población por los ejemplares más pequeños (los que pesaban como máximo 4,5 Kg.), llevó a que ese tamaño fuese el más popular y se convirtiera en el estándar oficial de varios clubs caninos en todo el mundo.

El profesor Von Ludvic Schulmuth estudió orígenes caninos a partir de un hallazgo de restos óseos de perros encontrados en asentamientos humanos que databan del octavo milenio antes de Cristo, en el desierto de Gobi. En base a la información recabada creó un árbol genealógico de perros tibetanos a través del cual reunió información muy interesante referida al origen de ciertas razas que hoy son muy populares.

El desierto de Gobi es una gran región desértica situada entre el norte de China y el sur de Mongolia. Se puede considerar uno de los desiertos, o zonas desérticas más grandes e importantes de todo el mundo. Lo rodean las montañas de Altai y las estepas de Mongolia por el norte, la meseta del Tíbet y la planicie del norte de China por el suroeste. La palabra gobi significa ‘desierto’ en mongol. El Gobi está compuesto por diferentes regiones geográficas y ecológicas, basadas en sus variaciones de clima y topografía.

Históricamente, el Desierto de Gobi se destaca por haber sido parte del imperio Mongol y por la localización de varias ciudades importantes a lo largo de la Ruta de la Seda.

Ocupando el 30% del territorio nacional, el gran Gobi de Mongolia abarca caprichosos montes, dunas arenosas, vastas mesetas, estepas con sus hierbas aromáticas y, desde luego, un mundo animal muy variado, dentro de ellos los ancestros perrunos que encontró el profesor Von Ludvic Schulmuth.

Von Ludvic Schulmuth definió como origen de ciertas razas caninas a un antiguo perro habitante del desierto de Gobi cuyos restos fueron hallados en lugares donde se almacenaba estiércol o basura, y los denominó «Gobi Desert Kitchen Midden Dog», de este animal surgieron varias líneas que fueron dando origen a varias razas. Por ejemplo, un perro pequeño de pelo suave y orejas caídas ese fue el ancestro de Spaniel tibetano, el Chin Japonés y el Pekinés. Otra rama que desciende del «Gobi Desert Kitchen Midden Dog » dio lugar al Papillón y al Chihuahua de pelo largo. Y, otra rama del mismo perro del desierto de Gobi, dio lugar a la aparición del Pug y el Shih Tzu.

También existe alguna documentación que indica marineros portugueses introdujeron la raza en Europa en el siglo 17 mediante el regalo de algunos a Catalina de Braganza, reina consorte de Rey Carlos II de Inglaterra, pero hay más evidencia de que el primer Chin Japonés que se abrió pasos tras las fronteras, fue un regalo que el Emperador de Japón ofreció a un oficial de la marina estadounidense, Matthew Calbraith Perry, cuando éste visitó Oriente en 1853 para abrir el comercio bilateral. El oficial de la marina, se llevó una camada de siete Chin Japonés, y al llegar a su tierra solamente sobrevivieron dos, y a quién los regaló es algo que aún no se sabe con certeza.

De lo que sí tenemos plena certeza es que el Chin Japonés, también conocido como el Spaniel japonés ha sido el perro de la realeza japonesa.

Según la clasificación realizada por Stanley Coren después de analizar las respuestas de más de 200 jueces del AKC (“La inteligencia de los perros”, Stanley Coren, Ediciones B, 1995), el Chin Japonés es el Nº 62 de la lista.

El Chin Japonés sólo ladra cuando es necesario con el propósito de alertar a la familia de la llegada de un visitante o algo fuera de lo normal, luego es una raza muy tranquila.

Se trata de una raza muy particular, tienen actitudes muy felinas, es más, se dice que tiene el carácter de un gato, y verán porque…

El Chin Japonés es alerta, inteligente e independiente, y utiliza sus patas para lavar y secar su cara. Otros rasgos felinos son sus preferencias para el descanso en superficies elevadas, como los respaldos de los sofá y las sillas. Tiene una capacidad espectacular para caminar a través de una mesa de té sin tirar ningún objeto, si eso no lo hace un gatuno total!!!

Estos perros fueron criados y entrenados con el propósito de amar a su gente. Aunque normalmente es un perro tranquilo, también se los conoce por la cantidad de travesuras que hacen, agradables todas, como la llamada «Spin Chin», dan rápidas vueltas en círculo como si bailaran pero apoyados solo en sus patas traseras, mientras que con sus patas delanteras las dejan entrelazadas y las agitan de arriba abajo a toda velocidad, son muy graciosos.

Algunos suelen «cantar», producen un ruido que puede oscilar entre un mínimo trino a un alto sonido y bastante grave en relación a su tamaño, casi con la calidad de ópera que suena como «booooooo». En la raza Basenji en la columna derecha pueden ver un video del perrito cantando, pues es muy parecido a lo que hace el Chin Japonés.

Este pequeño perro de aspecto simpático, posee una apariencia muy similar a la del Pekinés, pero a diferencia de éste, sus patas son más largas, y el color del pelaje es distinto; puede ser negro y blanco o rojo y blanco. El pelaje es suave y largo; los ojos grandes y oscuros, bien separados entre sí; la cola, bien dotada de pelo, se apoya sobre la espalda; las orejas son de tamaño pequeño y forma triangular; el hocico es corto y aplastado, y la cabeza grande en relación a su cuerpo.

Las órbitas de los ojos de gran tamaño contribuyen a la humedad en la cara y los pliegues de la piel alrededor de la nariz aplastada y el área facial, puede atrapar la humedad y causar problemas de hongos. La cara debe ser limpiada de vez en cuando con un paño húmedo y los pliegues, con un hisopo de algodón.

La dieta es un factor importante en la salud y la condición del Chin Japonés, muchos ejemplares pueden ser alérgicos al maíz, por ejemplo.

Por su pequeño tamaño no necesitan demasiado ejercicio, aunque sí, requiere de paseos frecuentes, pues son activos y les gusta estar al aire libre. Se adaptan bien a la vida en un departamento u hogares pequeños. Por otro lado, se debe cepillar diariamente su pelaje, pues suele enredarse.

El Chin Japonés posee una gran longevidad, que ronda los 15 años, pero que en muchos casos puede extenderse hasta más o menos los 18 años de edad.

Pesan entre 1,8 y 3,3 kg y miden a la cruz, de 21 a 25 cm. La camada suele ser bastante pequeña, de entre 3 y 4 cachorros.

El Chin Japonés es un excelente perro de compañía, es cariñoso y leal a su dueño y, normalmente, feliz de ver a otras personas, aunque algunos desconfían de los extraños. Es un perro que prefiere el entorno familiar, pero se adapta muy bien en las nuevas situaciones y son a menudo utilizados como perros de terapia debido a esta característica y su amor por la gente. La socialización a temprana edad contribuye a que su temperamento de desarrolle óptimamente, es un perro emocionalmente equilibrado, por naturaleza, pero es importante contribuir.

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1 comentario en «Chin Japonés»


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